ALERTA. SEXUALIDAD SIN ETIQUETAS

EDITORIAL

Otra vez renovamos nuestro compromiso con difundir la importancia de la Educación Sexual Integral, tarea que realizamos durante todo el año lectivo de cursado del seminario en el marco del Profesorado de Educación Inicial.

Año tras año se reiteran las expectativas, dificultades, inhibiciones o incomodidades de las alumnas al pensarse a sí mismas delante de un grupo de niños que despliegan los interrogantes surgidos de su “natural” curiosidad, de su cultural avidez por saber acerca de estos temas y la institucional necesidad de articular con los padres y los obstáculos fantaseados o reales que ello desencadena.

Este año convulsionado de discusiones en torno a temas como el aborto, la progresiva apertura hacia las minorías sexuales, a la conflictiva cultural que ocasiona la libertad de elección de la identidad de género, al sin fin de femicidios; y a otras discusiones y debates sociales que se originaron en esos temas como los grupos auto convocados por colores de pañuelos, el fenómeno de apostasía –renuncia a la pertenencia a la iglesia católica-, llegando hasta la necesidad de enunciar el rechazo a la alianza entre Iglesia y Estado como consecuencias de las tensiones surgidas en el seno del debate por el aborto. Todo parece reclamar esclarecimiento sexual, libertad para tratar las temáticas nuevas que cada año amplían el horizonte de aspectos o contenidos de la educación sexual.

Es irrenunciable la responsabilidad educadora en este campo de conocimientos, es movilizante la condición de ser un espacio curricular transversal porque no contamos con una planificación ajustada a tiempos y actividades como reaseguro frente a la inseguridad de trabajar estos temas con los grupos. Las maestras están a la intemperie, especialmente en el Nivel Inicial, porque están “expuestas a la pregunta del niño”, y los niños están a sus anchas – ¡por fin una vez les toca!- por ser los motivadores del conocimiento que se origina en su pregunta.

Ese es el tiempo de respuestas, abiertas, tolerantes, reflexivas, agudas, participativas de parte de los adultos. Los padres, las madres, las abuelas y los abuelos y las maestras juntos, todos juntos ayudándose recíprocamente ante las dudas. Este tiempo del transcurso del jardín de infantes, es el tiempo de la pregunta, de la expresión más genuina del deseo de conocer.

No puede ser postergada la curiosidad porque cada vez que evitamos responder sentamos la base de la desconfianza del niño en el adulto y lo dejamos solo. No se inicia la educación sexual en la pubertad, eso, en todo caso, es educación para la vivencia de la genitalidad.

La educación en su identidad, en la comprensión del fenómeno de la diferencia de los sexos, de las vivencias homosexuales, de los vericuetos del nacimiento para un niño es interés de conocimiento y la maestra es el agente cultural y de transmisión de saberes culturales “designada” por el Estado. Su inhibición, su limitación, su dificultad no puede ser obstáculo.

Revista editada por las alumnas de cuarto año del Profesorado de Educación Inicial. Carlos Alberto Leguizamón. 2018. Códoba Argentina

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